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Beneficios de la leche materna para madres y bebés

Del 1 al 7 de agosto se celebra como cada año la Semana Mundial de la Lactancia Materna para comunicar y difundir los beneficios de la leche materna en los niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría recomiendan dar a los bebés de manera exclusiva leche materna los seis primeros meses de vida y continuar, siempre que sea posible, hasta los 2 años. 

La leche materna tiene varios aspectos fundamentales para el crecimiento saludable de los bebés. Aporta toda la energía y los nutrientes de alta calidad que necesita el bebé y además es inocua y contiene anticuerpos que protege al lactante de enfermedades infecciosas (otitis, gripe, diarrea, neumonía) y crónicas (asma, diabetes, caries).  

A su vez, favorece el contacto temprano piel con piel, promueve el desarrollo sensorial y cognitivo. También reduce 36% el riesgo de muerte súbita, es de fácil digestión y evita el estreñimiento.  

“Otro de los beneficios es que la leche materna está disponible siempre y, a largo plazo, está comprobado que los adultos que de pequeños tuvieron lactancia materna suelen tener una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2”, señala la Dra. Cecilia Avancini, jefa de Pediatría de vittal. 

Además, los beneficios no son únicamente para los bebés. Según indica la Dra. Avancini, en las madres la lactancia reduce el cáncer de mama y ovario; y ayuda a recuperar más rápidamente el peso anterior al embarazo.  

 

Lactancia y COVID-19

El COVID-19 no es motivo para abandonar la lactancia materna. “Los anticuerpos y los factores bioactivos de la leche materna ayudan a combatir la infección por COVID-19, incluso si el bebé ha sido expuesto al virus”, subraya la Dra. Avancini. 

No obstante, es importante mantener los cuidados si una mamá sospecha tener el virus. Las recomendaciones son usar mascarilla, lavarse las manos con agua y jabón, o con un desinfectante para manos con base de alcohol, antes y después de tocar al niño; limpiar y desinfectar todas las superficies de contactos. El pecho solo debe ser lavado en caso de haber tosido sobre él. De no ser así, no es necesario que se lave cada vez que alimente al bebé.  

Por otro lado, es importante lavar habitualmente los extractores de leche materna, los recipientes de almacenamiento y los utensilios para la alimentación del bebé después de cada uso. 

Con respecto a la vacunación para COVID-19, está demostrado que las mujeres embarazadas y amamantando provocaron respuestas inmunes humorales (de anticuerpos neutralizantes) inducidas por la vacuna (plataforma utilizada ARNm) comparables al grupo control de mujeres no embarazadas, y generaron mayores títulos de anticuerpos que los observados después de la infección por SARS-CoV-2 en el embarazo.  

 

“Los anticuerpos generados por la vacuna están presentes en la sangre del cordón umbilical y en la leche materna después de la vacunación materna”, remarca la Dra. Avancini; y agrega: “La vacunación de las mujeres embarazadas y amamantando pueden brindar una inmunidad materna y neonatal robusta”. 

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Prevención

Alerta primerizos: ¿Cuándo llamar al médico?

Ante un síntoma poco frecuente, en muchas ocasiones, resulta complejo diferenciar cuándo es necesario llamar a un médico y cuándo es conveniente esperar a que tu hijo mejore. En esta nota, te sacamos todas las dudas.

Tener un hijo es una experiencia indescriptible, pero la felicidad y emoción de los padres primerizos, suele conllevar también miedos y dudas con respecto a los cuidados del niño. Si esto ocurre, podés consultar a nuestros médicos online de iDoc los 365 días del año. 

El temor más común de cualquier mamá o papá es que su bebé se enferme. Frente a ese cuadro, muy frecuente durante los primeros años de vida, donde los niños están expuestos a diversos factores de riesgo, es importante reaccionar de manera coherente y no entrar en pánico.

¿Cuáles son los signos y síntomas que efectivamente requieren una consulta con el doctor?

  • Llanto inconsolable (fuerte, constante e irritable). En este caso, lo primero que hay que hacer es alimentar al bebé, cambiarlo y controlar su temperatura. Si después de estas acciones continúa llorando y no encontramos el por qué, hay que acudir a la consulta.
  • Frente a un cuadro de fiebre siempre es necesario consultar, especialmente en los recién nacidos, ya que su sistema inmunitario aún no está totalmente desarrollado como el de los adultos, por lo que la fiebre podría ser altamente peligrosa para su salud y generar convulsiones.
  • Hipotermia. Si la temperatura del bebé es más baja de lo normal, considerar primero si no está desabrigado y arroparlo. En caso de que no recupere la temperatura media, hacer una consulta.
  • Diarreas y vómitos. En algunas ocasiones, es difícil diferenciar las diarreas de las deposiciones normales, ya que el niño alimentado con leche materna presenta deposiciones semilíquidas a liquidas, aproximadamente 10 veces al día. Teniendo en cuenta estas consideraciones, si se identifica un cambio en la coloración u olor, se debe pensar en una diarrea y consultar al pediatra, más aun si es acompañada con vómitos, ya que el bebé puede deshidratarse.
  • Reacción alérgica. Si al niño le aparecen manchas rojas en la piel, tiene dificultades para respirar, se le hinchan los labios, la lengua, la cara o el cuerpo en general, es indispensable consultar al médico.
  • Golpes y heridas. Si el golpe ha sido fuerte, se debe acudir a urgencias lo antes posible, sobre todo si es en la cabeza.
  • Si el bebé está constipado, se pueden esperar hasta 5 días y luego consultar.
  • Frente a cólicos persistentes, que se prolongan más de una hora, hay que contactar al pediatra.
  • Ante la sospecha que el bebé haya ingerido algún elemento tóxico, el cuadro debe ser tratado lo antes posible. La ingestión de un cuerpo extraño también es frecuente en los niños y en muchos casos puede provocar ahogos, que deben ser asistidos inmediatamente.
  • La secreción ocular, por su parte, es un síntoma que se manifiesta por la obstrucción del conducto lagrimal, reacciones alérgicas o infecciones como conjuntivitis virales o bacterianas y otras enfermedades, por lo cual requiere consulta.
  • La dificultad para respirar también es motivo de consulta al médico. En algunos casos, la secreción nasal genera dificultades para respirar, pudiéndose utilizar una perita de goma para aspirar la mucosidad. Sin embargo, si el bebé presenta aleteo nasal, con cambio de coloración de labios, mucosas, extremidades y hundimiento de la piel en el espacio intercostal (tiraje), con cambio en el ritmo respiratorio, es indispensable recurrir a su pediatra.
  • La falta de apetito generalmente es un síntoma de enfermedad que está evolucionando y demanda su atención.
  • La regresión en habilidades logradas, como por ejemplo un niño que gateaba o caminaba y ahora no lo hace, es motivo de consulta inmediata, al igual que el letargo, que se produce cuando el bebé está muy dormido y no responde a la voz de los padres o a los estímulos habituales.