La farmacorresistencia es un grave problema de salud pública que se ha agravado en todo el mundo con la automedicación. Al reducirse la eficacia de los antibióticos, los pacientes quedan expuestos a efectos adversos.
Desde su descubrimiento, los antibióticos han servido para curar una gran variedad de enfermedades. Incluso, fueron muy importantes en este contexto de pandemia causada por el COVID-19. Sin embargo, en la medicina moderna el uso abusivo, que muchas veces se produce a través de la automedicación, favorece la aparición de resistencia antimicrobiana. Esto ocurre cuando los agentes patógenos, virus, bacterias y hongos se acostumbran a los medicamentos utilizados para tratarlas.
De esta manera, los síntomas de los pacientes se presentan cada vez de forma más grave y se registra una mayor mortalidad por infecciones comunes.
La farmacorresistencia es un grave problema de salud pública que se ha agravado en todo el mundo, tornando efímera la eficacia de los antibióticos, aumentando el gasto en salud y la necesidad de usar nuevos antimicrobianos más caros, exponiendo a los pacientes al riesgo de efectos adversos.
Consecuencias de la automedicación
La automedicación consiste en tomar antibióticos sin consultar primero con un médico, ya sea utilizando antibióticos sobrantes de tratamientos previos o adquiriendo antibióticos en la farmacia sin receta médica. Además, también hay una falta de adherencia o cumplimiento con el esquema de administración del medicamento (dosis, el intervalo entre cada dosis y la duración del tratamiento). Esta conducta compromete la efectividad del fármaco, impide que logre el propósito de paliar o curar la enfermedad.
Datos a tener en cuenta
Es fundamental resaltar que los antibióticos no actúan como analgésicos y no alivian el dolor de cabeza, el malestar o la fiebre, sino que solo son eficaces contra infecciones bacterianas y no son de ayuda ante un cuadro de resfrío o gripe. La mayoría de las infecciones respiratorias diagnosticadas en invierno que afectan a la nariz, los oídos, la garganta y los pulmones son de origen vírico, por lo que tomar antibióticos no hará que se encuentre mejor, sino todo lo contrario, pudiendo ocasionar reacciones adversas como náuseas, diarreas, erupciones cutáneas.
Como conclusión, es recomendable no comprar antibióticos sin receta, no guardarlos para usarlos más adelante ni tomar los que hayan sobrado de tratamientos anteriores. Los antibióticos solo deben ser recetados por un médico.