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Prevení enfermedades, lavate las manos

¿Sabés realmente cómo lavarte las manos de forma correcta? Conocé nuestro paso a paso y seguí nuestra guía para poder adquirir esta práctica de manera habitual y eficientemente, evitando la propagación de enfermedades y protegiendo tu salud.

Cuando una acción cotidiana se convierte en un hábito generalizado a nivel global su poder se multiplica. Eso sucede con el lavado de manos, un gesto simple que puede ser clave para la supervivencia de millones de personas, ya que constituye la manera más efectiva de evitar la propagación de enfermedades y, a su vez, de proteger la salud personal de cada uno. Es por eso que todos debemos generar conciencia: “Las manos limpias salvan vidas”.

En el Día Mundial del Lavado de Manos, resaltamos que esta rutina es fundamental para prevenir enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas, que causan la muerte de 3,5 millones de niños y niñas cada año y afectan la salud de millones más, tanto en países desarrollados como en vía de desarrollo. Además, funciona como barrera para infecciones cutáneas y parásitos, entre otras patologías.

Una correcta higiene de manos debe demandar 30 segundos si utilizamos alcohol en gel y unos 60 segundos si usamos agua y jabón. No es suficiente lavarse sólo con agua; el jabón, cualquiera sea, es el que permite eliminar la suciedad que contiene los gérmenes.

¿Qué pasos incluir para un resultado efectivo?

  1. Mojarse las manos con agua de red o potabilizada.
  2. Enjabonarse (cualquier jabón sirve para eliminar los gérmenes).
  3. Frotarse muy bien las manos, incluidas las muñecas, palmas, dorso y entre los dedos.
  4. Enjuagarse con abundante agua.
  5. Secarse con una toalla limpia, papel descartable o agitando las manos.

Breve guía vittal para saber en qué momentos hay que lavarse las manos

  • Después de usar el baño.
  • Luego de limpiar las heces de un niño o de estar en contacto con cualquier otro excremento.
  • Antes, durante y después de preparar la comida.
  • Antes de comer.
  • Antes y después de atender a alguien que esté enfermo.
  • Antes y después de tratar una herida o un corte.
  • Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
  • Luego de tocar animales, sus alimentos o sus excrementos.
  • Después de tocar basura.
  • Al regresar de la calle, del trabajo, la escuela o el club.

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