La hipertensión arterial es la elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores establecidos como normales por consenso. Se ha fijado en 140 mm Hg para la sistólica o máxima y 90 mm Hg para la diastólica o mínima.
Si no se controla, la hipertensión puede provocar complicaciones tanto en el corazón como en los vasos sanguíneos pudiendo llegar a ocasionar un infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, aneurismas, accidentes cerebrovasculares , alteraciones renales y hasta visuales .
Las consecuencias de la hipertensión para la salud se pueden agravar por otros factores ; entre ellos cabe citar el consumo de tabaco, una dieta poco saludable, el uso nocivo del alcohol, la inactividad física y la exposición a un estrés permanente, así como la obesidad, el colesterol alto y la diabetes mellitus, sin dejar de lado los antecedentes familiares.
Consumo de sal
Entre las posibles causas de la hipertensión arterial se encuentra el consumo excesivo de sal de mesa.
Aproximadamente, en uno de cada tres casos de hipertensión, los valores aumentan tan pronto como los pacientes ingieren un exceso de sal, mientras que su eliminación de la dieta obra un descenso considerable de la presión arterial. Por tanto, la presión arterial de estos individuos es sensible al consumo de sal.
Estrés
Es probable que el estrés también sea uno de los desencadenantes de la hipertensión arterial. Las hormonas del estrés, las denominadas catecolaminas, provocan la contracción de la musculatura de los vasos sanguíneos elevando la presión arterial.
Sobrepeso
El sobrepeso también puede propiciar la aparición de hipertensión arterial. Las personas con exceso de peso u obesidad suelen presentar una presión arterial demasiado elevada.
Alcohol y nicotina
El alcohol y la nicotina también se incluyen entre las causas responsables de la hipertensión arterial. Incluso en cantidades reducidas, el alcohol incrementa la presión arterial, ya que activa el sistema nervioso y hace que el corazón lata más deprisa y bombee más sangre.
El alcoholismo crónico deriva en muchos casos en hipertensión arterial permanente.
Aunque el tabaquismo no ejerza una influencia directa sobre la aparición de la hipertensión arterial, la nicotina aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades secundarias como infartos o accidentes cerebrovasculares. Dejar de fumar contribuye en gran medida a disminuir la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, así como diversas patologías de las vías respiratorias y cánceres.
Tips de prevención
Uno de sus mayores peligros es que se trata de un mal silencioso, uno puede tener la tensión arterial elevada y no mostrar síntomas. Es por ello que todos los adultos deberían medir su tensión arterial periódicamente, ya que es importante conocer los valores. Si los resultados son elevados, han de consultar a un medico.
A algunas personas les basta con modificar su modo de vida para controlar la tensión arterial, como abandonar el consumo de tabaco, adoptar una dieta saludable, hacer ejercicio y evitar el consumo nocivo del alcohol. La reducción de la ingesta de sal también puede ayudar. A otras personas, estos cambios les resultan insuficientes y necesitan tomar medicamentos con prescripción médica.
Las personas con hipertensión que también tienen un alto nivel de azúcar en sangre, colesterol elevado, o insuficiencia renal corren un riesgo incluso mayor de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular. Por tanto, es importante hacerse revisiones periódicas con su médico de cabecera, quien le solicitara los análisis necesarios.
Recomendaciones:
- Promover un modo de vida saludable, eligiendo una nutrición adecuada de niños y jóvenes;
- Reducir la ingesta de sal a menos de 5 g al día (algo menos de una cucharilla de café al día);
- Comer cinco porciones de fruta y verdura al día, es decir adoptar un Plan de comidas DASH (Dieta rica en frutas, vegetales y productos lácteos descremados)
- Reducir la ingesta total de grasas, en especial las saturadas.
- Evitar el uso excesivo del alcohol.
- Realizar actividad física de forma regular y promover la actividad física entre los niños y los jóvenes (al menos 30 minutos al día). Mantener un peso normal, se reducen de 5 a 20 mmhg de presión sistólica x cada 10 kg de pérdida de peso.
- Abandonar el consumo de tabaco y la exposición a los productos de tabaco.
- Gestionar el estrés de una forma saludable, por ejemplo mediante meditación, ejercicio físico adecuado y relaciones sociales positivas.