Entre los síntomas comunes que aparecen en las personas que han padecido el virus se encuentran la ANOSMIA y la AGEUSIA, que pueden durar días, semanas o más tiempo. Qué ejercicios hacer para favorecer la recuperación.
Entre los síntomas más frecuentes que reportan las personas que transitan o transitaron el COVID-19 se encuentra la pérdida completa del olfato, llamada ANOSMIA, y la AGEUSIA, es decir, la pérdida total de la capacidad de apreciar sabores.
La afección, detalla Fernanda Rombini, infectóloga de vittal, “puede durar unos pocos días o varias semanas, pero que en algunos casos se prolonga mucho más en el tiempo” y detalla que “el 45% de los pacientes recupera el olfato en dos o tres semanas pero hay un 7% de los afectados que necesitan más de tres meses”.
En este marco, explica que los estudios realizados con pacientes que han padecido la enfermedad de coronavirus concluyen la pérdida del olfato se produce por dos mecanismos posibles: la inflamación local de la mucosa nasal que dificulta que lleguen las partículas de las diferentes sustancias odoríferas al techo de la nariz y la afectación que se produce directamente a nivel de la membrana olfativa en el bulbo olfativo, que dificulta que el cerebro pueda discriminar e identificar un olor de otro.
“Si después de tres semanas, tras superar la enfermedad, el paciente no ha recuperado el olfato, es recomendable acudir al especialista ya que existen recursos de rehabilitación del olfato y del gusto”, enfatiza la Dra. Rombini. Uno de ellos, indica, consiste en un set de olores muy comunes que se ofrecen al paciente para que los huela a diferentes concentraciones.
En tanto, la pérdida del olfato está relacionada con la pérdida del gusto, que puede deberse a afectación de las papilas gustativas. “En general esta afección refiere más bien a una distorsión de la percepción del gusto más que a una pérdida completa”, expresa la infectóloga de vittal.
Para favorecer la recuperación del gusto, la Dra. Rombini subraya que se pueden realizar diversas acciones, como preparar comidas con diferentes texturas, usar color en la combinación de alimentos, preparar salsas diversas para acompañar las carnes que son las que principalmente producen un sabor desagradable de tipo metálico.