La deshidratación ocurre cuando existe una pérdida excesiva de líquidos corporales que no son repuestos. Ciertos minerales, como ser el sodio, el potasio y el cloro, también están involucrados en el mantenimiento de un equilibrio de líquidos saludable.
La deshidratación puede ocurrir lenta o rápidamente, según la manera en que se pierda el líquido y la edad del paciente. Los niños pequeños y los bebés tienen más probabilidades de deshidratarse que los adultos, y los adolescentes pueden resistir mejor a los desequilibrios de líquidos.
La deshidratación puede ser muy peligrosa si no es tratada a tiempo, ya que los órganos no consiguen funcionar correctamente.
La deshidratación grave es considerada una emergencia ya que de no ser tratada de manera correcta y oportuna puede, incluso, ser mortal.
Causas de Deshidratación:
- Enfermedades como gastroenteritis que provocan diarreas y vómitos.
- Enfermedades crónicas como la diabetes no tratada.
- Enfermedades renales, alcoholismo, etc.
- Falta de ingesta suficiente de líquidos durante la época de verano /altas temperaturas.
- Sudoración excesiva por actividad física durante una ola de calor.
- Fiebre alta.
Síntomas:
Señales de la deshidratación leve o moderada:
– Sed.
– Boca seca o pegajosa.
– Orina amarilla oscura u orina poco
– Dolor de cabeza.
– Piel seca y fría.
– Calambres musculares.
Señales de la deshidratación grave:
– Orina amarilla muy oscura o de color ámbar o no orinar.
– Piel seca y arrugada.
– Irritabilidad o confusión.
– Mareos o desvanecimiento.
– Latidos cardíacos rápidos.
– Respiración rápida.
– Ojos hundidos.
– Apatía.
– Hipotensión arterial.
– Alteración del estado de consciencia.
Ante estos síntomas es importante concurrir rápidamente al centro de salud más cercano para tratar al paciente.
Un bebé o niño menor de 5 años deshidratado puede presentar los siguientes síntomas:
– Más sed que de costumbre.
– Llanto sin lágrimas.
– Boca seca.
– No orina con frecuencia.
– Ojos hundidos.
– Vómitos.
– Va de cuerpo seguido.
– Materia fecal con moco o sangre.
– Irritabilidad, decaimiento, no quiere beber o presenta fiebre.
Ante la presencia de estos síntomas, se debe consultar rápidamente al médico.
Tratamiento
La reposición de líquido y de electrolitos perdidos, es fundamental en la persona deshidratada.
En casos de deshidratación leve a moderada, se debe tomar agua (en pequeñas cantidades para probar tolerancia oral) o consumir sales de rehidratación (si así lo aconseja el médico).
Es importante evitar el consumo de infusiones caseras, café, gaseosas y alcohol. En el caso de los lactantes, se debe continuar, en lo posible, con el consumo de leche materna.
Si la deshidratación es grave o el enfermo no puede retener el líquido, se debe plantear internación para la administración de líquidos y electrolitos por vía intravenosa.
Cómo prevenirla:
- Tomar más líquido del habitual (8 vasos de agua segura a diario).
- Salir a la calle acompañado de una botella con agua.
- No esperar a tener sed para hidratarse.
- Acompañar todas las comidas con agua.
- Ofrecer, constantemente, agua a los niños y a los adultos mayores.
- En el caso de los bebés, amamantarlos con regularidad.