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¿Cómo prevenir un infarto de miocardio?

El infarto agudo de miocardio (IAM) es la principal causa de muerte a nivel mundial y en nuestro país, por encima del cáncer y otras enfermedades infecciosas como el SIDA. En el caso de Argentina, se producen anualmente 50 mil cuadros de este tipo y 15.272 muertes (2011), de las cuales 5606 se dan en personas menores de 70 años.

El infarto de miocardio se genera como consecuencia de la obstrucción de una arteria coronaria, que son aquellas que nutren al corazón, y en todo el mundo, más de 14 millones de personas pierden la vida cada año por un cuadro de IAM.

El dolor torácico es el síntoma más común de un ataque cardíaco, y se puede dar sólo en una parte del cuerpo o bien irradiarse al hombro, brazo, mandíbula, cuello, espalado o región abdominal superior. En ocasiones, el malestar está acompañado de mareos, nauseas, vómitos, sudoración, ansiedad, desmayos, dificultad para respirar y palpitaciones, y el diagnóstico de IAM se confirma a partir de la realización de un electrocardiograma y pruebas de laboratorio que indiquen la presencia o ausencia de daño celular de las fibras musculares.

Si bien no es una enfermedad 100% prevenible, ya que hay cuestiones que son inherentes a la carga genética de cada uno, como los antecedentes familiares o el sexo, el 90% de los infartos se origina por uno o varios de los siguientes factores de riesgo: tabaquismo, obesidad, diabetes, sedentarismo, dislipemias e hipertensión arterial.

En este sentido, al ser una enfermedad que no presenta síntomas previos, es muy importante tratar de detectarla antes que se manifieste clínicamente. Por eso, a partir de los 30 años, se aconseja realizar controles clínicos y/o cardiológicos periódicamente, en los que el médico indicará los estudios convenientes. En esta etapa, los profesionales se focalizan en identificar si el paciente está dentro del grupo de riesgo o no, para hacer hincapié en la recomendación de medidas higiénico-dietéticas:

Lograr una alimentación saludable.
No fumar.
Hacer actividad aeróbica 3 veces por semana, sin importar la edad. Algunas alternativas son: correr, caminar, hacer natación o andar en bicicleta.

Es sumamente importante saber realizar Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP) frente a un caso de IAM, y detalla que la maniobra central consiste en poner una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima y, con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante (el ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto) – si es posible empleando un Desfibrilador Externo Automático (DEA) –, hasta que la víctima se recupere o llegue la ambulancia.

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