La vacunación salva millones de vidas y es una de las intervenciones sanitarias de mayor éxito. Es una gran herramienta de prevención que impide en muchos casos que se contraiga una enfermedad, y en otros casos actúa disminuyendo la gravedad de los síntomas y evitando complicaciones serias que derivan en largas internaciones e inclusive la muerte. ¡Sumate vos también a la Semana de la Vacunación y formá parte de la prevención!
Esta fecha nos invita a tomar consciencia respecto a la importancia de respetar las vacunas necesarias para cada etapa de la vida y según cada paciente en particular. Además, resulta fundamental tener en cuenta las vacunas estacionales, aquellas que deben darse en determinadas épocas del año.
Considerando la temporada invernal que se acerca, en esta nota haremos referencia a la vacunación contra la influenza y el neumococo. Ya hemos mencionado en oportunidades anteriores esta clase de enfermedades, pero hoy profundizaremos sobre las mismas, sus síntomas, los grupos de riesgo y la función de la vacunación.
¿Qué clase de enfermedades son?
En primer lugar, la influenza o gripe es una enfermedad respiratoria aguda producida por virus de influenza A (H1N1 y H3N2) o B, que causa epidemias en todo el mundo. Se transmite por contacto con secreciones de personas infectadas a través de las gotitas que se diseminan al toser o estornudar, y de superficies u objetos contaminados con estas secreciones al tocarnos luego la boca, la nariz o los ojos. La enfermedad se manifiesta con fiebre mayor a 38 ºC, escalofríos, malestar generalizado, decaimiento, congestión nasal, rinorrea, tos, estornudos, dolor de garganta, de cabeza y muscular.
El neumococo es una bacteria que puede causar neumonía, meningitis o una infección del torrente sanguíneo (bacteriemia). Al igual que el virus de la influenza, se transmite de persona a persona por vía aérea y aumenta en época invernal.
Vacunación y prevención
La vacunación anual contra la influenza es una importante medida de salud pública en términos de prevención. Mientras más personas se vacunen, menos podrá propagarse el virus en la comunidad.
En el caso del neumococo, la vacunación tiene como propósito no sólo reducir su incidencia, sino también minimizar dificultades e índice de mortalidad, ya que en la Argentina, la neumonía es la sexta causa de muerte en general y la quinta causa en mayores de 60, en tanto que uno de cada cuatro adultos que la contrae fallece durante el primer año de recibido el diagnóstico.
Además de la vacunación para los grupos de riesgo indicados, para reducir el contagio es importante: lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón, cubrirse la boca y nariz con un pañuelo descartable o con el ángulo interno del codo al toser o estornudar, desechar los pañuelos descartables inmediatamente después de usarlos, ventilar los ambientes y permitir la entrada de sol, mantener limpios picaportes y objetos de uso común, y no compartir cubiertos ni vasos.
Deben vacunarse
- Personal de la salud
- Embarazadas en cualquier momento de la gestación
- Niños de 6 a 24 meses
- Niños y adultos de 2 años a 64 años con enfermedades respiratorias, cardíacas, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas
- Pacientes oncohematológicos y trasplantados
- Diabéticos
- Personas con insuficiencia renal crónica en diálisis
- Personas mayores de 65 años
- Convivientes de enfermos oncohematológicos
- Convivientes de bebés prematuros menores de 1.5 kg.
Grupos de riesgo
Menores de 2 años, adultos mayores de 65 años, y personas con trastornos de la inmunidad o ciertas patologías respiratorias, cardíacas, renales, entre otras.
Los mayores de 65 no requieren orden médica, mientras que las personas entre 2 y 64 años con indicación de vacuna contra neumococo, sí deben presentar una orden médica que detalle el grupo de riesgo al cual pertenecen.
En nuestro país existen 2 tipos de vacunas, quedando a criterio del médico cuál corresponde según las características del paciente. Además, cualquiera de ellas se puede aplicar conjuntamente con la vacuna antigripal.