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Asma: factores de riesgo, síntomas y tratamiento

En un contexto en que el mundo se ve afectado por la pandemia del COVID-19, se conmemora el Día Mundial del Asma, una enfermedad crónica respiratoria que se convierte en un factor de riesgo de primera línea frente al coronavirus. Te contamos en qué consiste un ataque de asma, que lo provoca y qué hacer al respecto teniendo en cuenta la situación actual.

¿Qué es el asma? 

El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Los síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche. 

¿En qué consiste un ataque de asma? 

Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y absentismo escolar y laboral. La tasa de letalidad del asma es relativamente baja en comparación con otras enfermedades crónicas, no obstante, en 2005 fallecieron 255.000 personas por esa causa. 

¿Qué provoca los ataques de asma?

Algunas causas y desencadenantes son comunes a todas las personas que sufren la enfermedad, pero hay también diferencias individuales. Aunque las causas últimas del asma no se conocen del todo, los factores de riesgo más importantes son productos inhalados, entre los que cabe citar los siguientes: 

  • Alérgenos en espacios cerrados: los ácaros del polvo presentes en la ropa de cama, las alfombras y los muebles tapizados, la contaminación y la caspa de los animales domésticos. 
  • Alérgenos en espacios exteriores: pólenes y mohos.
  • Humo de tabaco.
  • Productos químicos irritantes en el lugar de trabajo. 

Otros factores desencadenantes pueden ser el aire frío, una emoción extrema, de enfado o miedo, y el ejercicio físico. En algunas personas el asma puede sobrevenir en respuesta a algunos medicamentos, como la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos o los betabloqueantes (empleados contra la hipertensión, algunos problemas cardíacos o la migraña). También la urbanización se ha asociado a un aumento de los casos de asma, pero no está clara la naturaleza exacta de esa relación. 

Datos epidemiológicos  

  • La OMS calcula que en la actualidad hay 235 millones de pacientes con asma. 
  • El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños. 
  • El asma está presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo. Más del 80% de las muertes por asma tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos. 
  • A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, creando así una importante carga para los pacientes y sus familias, y pudiendo limitar la actividad del paciente durante toda su vida. 

Tratamiento y qué hacer frente al contexto de COVID-19

Aunque no se puede curar, un tratamiento apropiado permite controlar la enfermedad y disfrutar de una buena calidad de vida. Además, algunos niños con formas moderadas de la enfermedad superan sus síntomas con los años. 

Los pacientes asmáticos integran uno de los grupos de riesgo de primera línea con respecto al coronavirus por COVID-19. En ese sentido, se recomienda la consulta inmediata en cualquier caso en que el paciente no responda de la forma habitual a la medicación, así como seguir los consejos de prevención:

  • Distanciamiento social.
  • Lavarse las manos frecuentemente.
  • Toser o estornudar en el pliegue del codo.
  • No llevarse las manos a la cara.
  • Ventilar los ambientes de la casa y lugar de trabajo.
  • Desinfectar los objetos que se usen con frecuencia.
  • No automedicarse.
  • En la medida de lo posible, delegar la realización de mandados o compra de medicamentos a terceros de confianza.

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