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Accidentes de Tránsito

Accidentes de Tránsito
Lamentablemente, Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad producida por accidentes de tránsito:
Más de 20 personas mueren por día, más de 7.000 muertos por año, incluyendo los fallecidos en el hecho o como consecuencia de él y más de 120.000 heridos anuales de distinto grado, además de cuantiosas pérdidas materiales, que se estiman en unos 10.000 millones de dólares anuales. Esta cifra es significativamente elevada si se la compara con índices de otros países, en relación a su población y número de vehículos circulantes (en Argentina unos 6,7 millones de vehículos).
Los accidentes de tránsito en la Argentina son la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los argentinos.

Recomendaciones para evitar los mismos:

1) Cinturón de seguridad. Fundamental. Ni bien nos subimos al auto y nos sentamos en el asiento del conductor, en el del acompañante o en los traseros, lo primero que debemos hacer es colocarnos el cinturón de seguridad.
Las estadísticas demuestran que una persona que -en un accidente- es despedida de su auto, tiene cinco veces más probabilidades de morir que una que se mantiene dentro.

Además, la mayoría de las heridas que se producen en los accidentes de tránsito son el resultado de impactos contra distintos elementos del habitáculo, como pueden ser el volante, el tablero de instrumentos o el parabrisas. Esto se debe a que luego del impacto, el vehículo se desacelera de manera inesperada y violenta, y los ocupantes se desplazan a la misma velocidad con que se encontraban viajando. Si ninguna fuerza actúa sobre ellos para detenerlos, éstos impactarán en forma descontrolada contra cualquier elemento que encuentren en su trayectoria.

Una persona ubicada en el asiento trasero que no lleve colocado el cinturón de seguridad no solamente pone en peligro su vida, sino también la de los pasajeros que van sentados en los demás asientos.
Es importante contemplar que el cinturón no pase sobre objetos duros, ni frágiles como bolígrafos o anteojos, que ante la fuerza de la desaceleración de un impacto podrían incrustarse en el cuerpo.
Si el auto ha sufrido un choque violento debe cambiar todos los elementos vinculados al cinturón de seguridad, además de hacer comprobar el estado de los anclajes.

Recordar que esta recomendación abarca también a las mujeres embarazadas, quienes deben llevar colocado siempre el cinturón de seguridad. Para ello, la banda abdominal debe estar ajustada lo más posible a la región pélvica, para evitar toda presión sobre el abdomen.

2) Velocidad. Respetar las velocidades máximas. En la Argentina, las permitidas para automóviles son: en autopistas, 130 Km/h; en semiautopistas, 120 Km/h; en calles, 40 Km/h; en avenidas, 60 Km/h.

3) Distancia. Mantener una distancia considerable entre los autos que circulan.
La tabla promedio es la siguiente:
· Si la velocidad es 90 km/h, la distancia mínima es 50 metros.
· Si la velocidad es 100 km/h, la distancia mínima es 55 metros.
· Si la velocidad es 120 km/h, la distancia mínima es 66 metros.
· Si la velocidad es 130 km/h, la distancia mínima es 72 metros.

En los accidentes denominados “en cadena” (colisionan más de dos vehículos que circulan en la misma dirección), los vehículos se encontraban a corta distancia uno del otro, no permitiéndole a sus conductores tener el tiempo necesario para frenar y evitar impactar al vehículo que lo precedía. Sabemos que en todo proceso de frenado intervienen dos factores: el tiempo de reacción del conductor y el tiempo de frenado del vehículo. El tiempo de reacción es el tiempo que transcurre entre que el conductor percibe el peligro y traslada su pie del pedal de aceleración al pedal de freno. Este tiempo será más prolongado que el normal (aproximadamente un segundo) en función de diferentes causas como son un insuficiente descanso, la distracción por la utilización de celulares, el consumo de alcohol, drogas y otros. El otro factor es propiamente la distancia que se necesita para detener un vehículo una vez que se comenzó a frenar. Aquí juegan cuatro elementos fundamentales: la velocidad, el estado de los neumáticos y el de los frenos y la superficie sobre la que está circulando, que actúan directamente sobre la mayor o menor adherencia del automóvil.

 4)   Celular. El uso del teléfono móvil está totalmente prohibido. Utilizar el teléfono mientras se conduce (en cualquiera de sus funciones: llamado, mensaje de texto, manos libres) es altamente inseguro y puede ocasionar accidentes, no sólo por la distracción que esto genera, sino también porque el conductor debe tomar el volante con ambas manos.

5)   Alcohol. Es una recomendación difundida intensamente, pero continúa sin cumplirse. Si tomás alcohol, evitá manejar. Está comprobado que los reflejos no son los mismos bajo el efecto mínimo de alcohol. En Argentina, la tolerancia de alcohol en sangre es de 0, 5 gramos. Se considera que a partir de esta cantidad el conductor comienza a manifestar reacciones psicomotrices importantes que dificultan la conducción. Este límite se vuelve más estricto para la conducción de motos y ciclomotores donde la tolerancia se disminuye a 0.2 gr/litro, y a 0 para quienes conducen transporte de carga o pasajeros. A manera de ejemplo, una persona de 90Kg. tomando 2 vasos de cerveza llegaría fácilmente a la cantidad límite definida por la Ley de Tránsito.

El alcohol produce una depresión del sistema nervioso central, deteriorando la función psicomotora, la percepción sensorial (vista y oído), modificando el comportamiento del individuo que muchas veces se traduce en una falsa sensación de seguridad y una toma de mayor riesgo.

En la tabla siguiente tabla, se presentan los principales efectos del alcohol en relación con las necesidades psicomotoras necesarias para la conducción de vehículos, en función del nivel de alcohol en sangre.

Alcoholemia

Efectos

Riesgos multiplicados por:

0.15

Disminución de reflejos

1.2

0.20

Falsa apreciación de las distancias, sub estimación de la velocidad

1.5

0.30

Trastornos motores – euforia

2

0.5

Aumento del tiempo de respuesta

3

0.8

Trastorno general del comportamiento

4.5

1.2

Cansancio, fatiga, pérdida de la agudeza visual

9

1.5

Embriaguez motora

16

 

Dentro de este contexto el consumo de alcohol juega un rol sumamente negativo, restándole al conductor aptitudes de conducción y una menor percepción del riesgo.
6)   Chequeo del auto: Siempre -sobre todo antes de emprender un viaje largo-, es necesario comprobar el buen estado del automóvil: la presión y estado de los neumáticos, la respuesta de los frenos, el nivel de aceite y de agua, y las luces.

7) Apoyacabezas: Si observamos el comportamiento de un conductor antes de poner en marcha su automóvil veremos que la mayoría se coloca el cinturón de seguridad pero difícilmente recuerde ajustar la posición del apoyacabezas. En parte, ello se debe a que muchos piensan que dicho elemento es para la comodidad de los ocupantes, cuando en realidad es un dispositivo vital de seguridad diseñado para contener el desplazamiento de la cabeza hacia atrás, tanto en los impactos traseros como en los frontales. Al originarse una colisión frontal -luego de que se produjo el movimiento de la cabeza hacia adelante-, ésta retrocede al estar el tórax contenido por el cinturón de seguridad. En este último movimiento el apoyacabezas sujeta la cabeza para evitar que se produzca el llamado “efecto látigo”. En el caso de un choque trasero, el ocupante del vehículo embestido, se aproxima al respaldo del asiento y la cabeza se mueve violentamente hacia atrás. Esto ha sido generador de gravísimos accidentes con lesiones de tipo cervical e incluso del desnucamiento de personas. La mayoría de los automovilistas y acompañantes no tienen en cuenta que si el apoyacabezas está en una posición incorrecta, no solo será poco efectivo para protegerlos, sino que puede aumentar el potencial de las lesiones. Para la correcta utilización de este elemento de seguridad, los especialistas aconsejan que el centro del apoyacabezas se sitúe a la altura de una línea imaginaria horizontal que pasa por los ojos de la persona, posicionando el mismo de forma tal que quede lo más próximo al sector posterior de la cabeza.

8)   Señales de tránsito. Así como las leyes, las señales de tránsito no están allí para observarlas y pasarlas de largo: están para cumplirlas. El no cumplimiento de ellas no sólo puede ocasionar multas, sino futuros accidentes; son elementos físicos empleados para indicar a los usuarios de la vía, la forma más correcta y segura de transitar por la misma. Les permite tener una información previa de los obstáculos y trayectorias alternativas que la vía ofrece.
Los usuarios deben conocer el significado de cada señal, acatar sus indicaciones y conservarlas, debido a que si estas no existieran o no fueran debidamente interpretadas, el tránsito sería un verdadero caos. La tendencia mundial es incorporar la señalización inteligente, la cual por medio de censores mide diferentes variables tanto del tránsito como de las condiciones climáticas, permitiendo luego de ser procesada, adecuar el mensaje vial en función de los requerimientos de ese momento.

Regularmente se realizan estudios para mejorar la señalización vial de nuestro país, por que entendemos que si todas las señales se adecuaran a las características de la calzada, y todos los conductores y peatones las respetaran, el tránsito sería más ágil, ordenado y seguro.

9) Luces. Si bien las luces encendidas durante el día son sólo obligatorias en avenidas y rutas, de acuerdo a estudios realizados en nuestro país, las luces bajas hacen que los vehículos sean visibles a mayores distancias. Por lo tanto, es recomendable utilizarlas siempre. La iluminación propuesta por los faros genera una limitación a la visibilidad de un conductor, modificando sustancialmente la percepción que tiene de su entorno. Para gráficar esto, planteamos que si un conductor circula de noche con las luces bajas del vehículo encendido por una ruta que no cuenta con iluminación artificial, en condiciones normales podrá ver obstáculos oscuros (peatón, ciclista, animal suelto, etc.) recién cuando estos se encuentren a 35 metros del frente del rodado. Si ese conductor circula a 80 Km/h, y de golpe se interpusiera un animal oscuro, en el caso que reaccione rápidamente apretando en forma brusca los frenos, la distancia recorrida por el vehículo desde que se percibe el peligro hasta que el móvil se detiene es de aproximadamente 55 metros (asfalto seco y vehículo en buenas condiciones.) Debemos tener presente las limitaciones y los riesgos adicionales del manejo nocturno para la seguridad del automovilista. Siempre es oportuno recordar que el ojo humano necesita ocho segundos de tiempo para recuperarse plenamente de un encandilamiento, y que durante los primeros tres segundos la ceguera es total. Aconsejamos frente a un encandilamiento desviar la vista hacia la banquina, o buscar una línea lateral u otro punto de referencia para mantener al automóvil derecho a medida que disminuye la velocidad, hasta que el peligro haya pasado.

Además, debemos recordar que es tan importante que las ópticas delanteras se encuentren limpias y en buen estado, como contar con buena iluminación en los focos traseros. Esto nos permitirá ver y ser vistos, algo fundamental para una conducción segura. Si puede evitar manejar de noche, hágalo. En caso contrario, recuerde las limitaciones.

10) Balizas. Las luces balizas siempre deben ser utilizadas antes de detener el vehículo (y con una anticipación considerable), ya sea para estacionar o para pararlo por cualquier dificultad. Las balizas triángulos, obligatorias en todo automóvil para colocarlas cuando el auto se encuentra detenido por algún desperfecto, deben colocarse siempre perpendicularmente a la dirección de la calzada. En calles de doble sentido, de 2 o 3 carriles, tenemos que colocar los dos triángulos, uno por delante y otro por detrás, cada uno a 50 metros de nuestro vehículo y deben de ser visibles a una distancia de al menos 100 metros. Una pequeña regla es que 50 metros son 100 pasos medios de una persona.

11) Los niños, siempre atrás. Los menores de 12 años nunca deben ocupar el asiento del acompañante y siempre (como todos los ocupantes del auto) deben colocarse el cinturón de seguridad. Lo más seguro para los niños es que en el asiento trasero se los coloque en una silla infantil.

Por tal motivo consideramos que la mayoría de las lesiones ocurridas en accidentes de tránsito con niños podrían evitarse si fueran sentados en los asientos traseros, utilizando el cinturón de seguridad y el asiento infantil apropiados para su estatura y peso.

Cuando un niño tiene menos de un año de edad o pesa menos de 10 kilos debe usarse un asiento especial porta-bebés, colocándolo en sentido contrario al de marcha. Ello se debe a que en un impacto frontal el débil cuello del niño no soportaría la fuerza con que la cabeza se desplaza hacia adelante.

Cuando los niños pesan entre 10 y 25 kilos (1 a 4 años), se debe colocar la butaca porta-niños de forma tal que el menor vaya mirando hacia adelante. Los chicos menores de 12 años (o en su defecto que midan menos de 1.50 m de altura) que viajen en un auto por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deben hacerlo en el asiento trasero en un Sistema de Retención Infantil (SRI – Booster) que cumpla con las normas internacionales, hasta que el niño desarrolle una contextura física que le permita quedar correctamente sujeto con el cinturón de seguridad sin la utilización de estos aditamentos.

Recordamos que los niños menores de 10 años, por reglamentación de la Ley de Tránsito, deben viajar en el asiento trasero.
Recomendamos que siempre antes de iniciar el viaje se verifique que el cinturón toráxico no pase muy próximo al cuello del niño y que la banda inferior pase por la pelvis y no por el vientre. En el caso que se utilice la silla porta-bebés, se debe corroborar que la misma esté bien sujeta a los cinturones de seguridad del vehículo y que el niño esté correctamente ajustado por los cinturones del tipo arnés que posee la silla.

Dos ruedas

Luces, elementos reflectantes, casco protector. Tres elementos importantes que no deben faltar al subirse a una bicicleta o una moto. Los dos primeros hacen que de noche los ciclistas sean vistos en la ruta o calle; la ausencia de los mismos, puede ser causa de muerte. Muchos de ellos circulan por las calles de contramano con la excusa de que ellos ven mejor a los autos, sin tener en cuenta la dificultad de verlos a ellos, y así más de uno terminó arrollado por un vehículo. La utilización del casco protector para ciclistas y motociclistas, tal vez, evitaría más de la mitad de las muertes.

El exceso de velocidad, la falta de uso del casco protector (la mayoría de las veces se los lleva colgando del brazo), la falta de respeto a las señales de tránsito (semáforos, contramano) y las “proezas” que demuestran sus conductores (wheellies, zig zag entre los vehículos) son la sumatoria de una lista de muertes y accidentes sobre 2 ruedas. Y no hay que olvidarse que afecta, principalmente, a adolescentes y jóvenes.

· Los conductores de motocicletas tienen 15 veces mas probabilidad de fallecer en accidentes de tránsito que los ocupantes de un auto
· 43 % de conductores muertos: sin casco
· 51% de pasajeros muertos sin casco
· Mayor porcentaje de alcoholizados
· Mayor porcentaje a alta velocidad

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