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Ante un brote de viruela del mono, la OMS declaró la emergencia de salúd pública internacional

Un evento de salud pública internacional

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la viruela del mono se convirtió en un “un evento de salud pública internacional”, con el objetivo de actuar ante el virus que se propaga con rapidez en más de diez países del continente africano.

En Argentina, en tanto, se confirmaron los primeros cinco casos: 2 en la Ciudad de Buenos Aires, 1 en la provincia de Buenos Aires, 1 en Río Negro y 1 en Santa Fe. Frente a ello, el Ministerio de Salud de la Nación lanzó un plan de detección y prevención de la enfermedad y anunció el fortalecimiento sanitario en todos los puntos de entrada al país, principalmente en aeropuertos.

Transmisión del virus de la viruela del mono

La transmisión del virus de la viruela símica ocurre por contacto con una persona infectada, con un animal portador o con materiales contaminados con el virus. Según remarca la Dra. Paola Caro (MN 113.445), directora médica de vittal, “el patógeno ingresa a través de la piel dañada (aunque puede no ser apreciable a simple vista), el tracto respiratorio o las mucosas (ojos, nariz, boca, genital). La transmisión de animales a seres humanos ocurre por mordidas, arañazos o contacto directo con fluidos, sangre o carne”.

También explica que “se considera la transmisión interpersonal por contacto físico (tocarse, besarse), íntimo o sexual, o por contacto estrecho, cara a cara, y prolongado por medio de gotitas respiratorias de gran tamaño. Otras vías de transmisión son el contacto directo o indirecto con lesiones de piel, costras o fluidos corporales de una persona enferma”.

La viruela del mono tiene un período de incubación entre el contacto con una persona enferma y que el desarrollo de los síntomas de 6 a 13 días, pero puede oscilar entre 5 y 21 días. En general, es una enfermedad autolimitada y la mayoría de las personas se recuperan en el transcurso de las semanas. Sin embargo, en algunos grupos se puede presentar enfermedad grave, como en población pediátrica o en personas inmunocomprometidas.

Síntomas de la viruela del mono

La enfermedad suele comenzar con fiebre o equivalentes febriles, cefalea, dolor muscular, dolor de espalda, linfadenopatías, astenia. Entre 1 y 5 días posteriores se agrega exantema que pasa por distintos estadios hasta formar una costra que luego se cae, la persona contagia hasta que se hayan caído todas las costras.

Consultada sobre las medidas de prevención, la Dra Caro recomienda que la persona enferma utilice un barbijo quirúrgico de triple capa en presencia de otras personas y que se cubra las lesiones cutáneas expuestas con una sábana o camisolín. “Las precauciones de aislamiento, ya sea en una empresa de medicina laboral o en el hogar, deben continuar hasta que desaparezcan todas las costras y se haya formado una nueva capa de piel”, enfatiza.

En el caso de internación, “se les debería asignar una habitación individual o compartida solo por una cohorte con enfermedad confirmada. Siempre que sea posible, los pacientes que necesitan ser hospitalizados deberían estar en una habitación con presión de aire negativa. Para la atención, los trabajadores sanitarios deben colocarse un equipo de protección personal (EPP)”, concluye la Directora médica de vittal.

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Cómo evitar la resequedad de la piel en invierno

Durante la primavera y el verano, estaciones cálidas y más húmedas, las personas se encuentran más expuestas a los rayos directos del sol. Por eso, en esas épocas del año, la piel tiende a deshidratarse ya que el cuerpo suda más para protegerse del calor. Esto hace que la piel se vuelva más rígida y propensa a irritaciones y enrojecimientos, luciendo apagada, cansada y seca debido a la necesidad constante de hidratación para regenerarse.

En tanto, en el otoño y en el invierno la resequedad en la piel también se presenta. Esto se debe a que los vasos capilares se contraen, impidiendo que llegue suficiente oxígeno y nutrientes a la piel. Esta barrera natural se ve amenazada y se forma un escudo para enfrentar los fuertes vientos y bajas temperaturas, lo que provoca grietas y descamaciones en la piel.

Es por todo ello que se debe reparar y crear una barrera protectora hidratando de manera profunda la piel y hacerlo a lo largo de todo el año. Es esencial seguir una rutina de limpieza y sellar la superficie de la piel con cremas. Además, algunas empresas de medicina laboral como Vittal, ofrecen asesoramiento sobre el cuidado de la piel en entornos de trabajo expuestos a condiciones climáticas adversas.

Recomendaciones para evitar la resequedad de la piel

Entre las recomendaciones para evitar la resequedad de la piel pueden mencionarse:

  1. Hidratación constante. La hidratación es clave para mantener la piel saludable. Se pueden utilizar cremas y lociones hidratantes de alta calidad que contengan ingredientes como glicerina, ácido hialurónico y ceramidas. Estos componentes ayudan a retener la humedad y a reforzar la barrera protectora de la piel. Se debe aplicar la crema hidratante inmediatamente después de la ducha, cuando la piel aún está ligeramente húmeda para maximizar la absorción.
  2. Evitar duchas largas y calientes. Aunque una ducha caliente puede ser reconfortante en invierno, el agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, agravando la sequedad. Es importante implementar duchas cortas con agua tibia y utilizar jabones suaves y sin fragancia para evitar la irritación.
  3. Uso de humidificadores. El uso de calefacción en interiores disminuye la humedad ambiental y esto contribuye a la sequedad de la piel. De ser posible, es recomendable instalar un humidificador en el hogar para aumentar la humedad del aire, ayudando a mantener la piel hidratada. Se puede colocar el humidificador en habitaciones donde se pasa la mayor parte del tiempo, especialmente en el dormitorio durante la noche.
  4. Vestimenta adecuada. El frío y el viento pueden deshidratar y dañar la piel. Es importante proteger la piel con guantes, bufandas y gorros cuando se está en el exterior. Se pueden elegir tejidos naturales y transpirables como el algodón y la lana, pero hay que asegurarse de que no irriten la piel.
  5. Cuidado de las manos y pies. Las manos y los pies son particularmente vulnerables a la sequedad en invierno. Es ideal aplicar crema hidratante varias veces al día y utilizar cremas más espesas para áreas más secas. También pueden usarse guantes de algodón por la noche después de aplicar una crema hidratante para mejorar la absorción.
  6. Beber suficiente agua. La hidratación también debe venir del interior. Aunque en invierno no se siente tanta sed, el cuerpo sigue necesitando agua para funcionar correctamente.
  7. Dieta saludable. Una dieta rica en ácidos grasos esenciales, como los que se encuentran en el pescado, nueces y semillas, puede ayudar a mantener la piel hidratada. Es bueno sumar frutas y verduras que aporten vitaminas y antioxidantes, esenciales para la salud de la piel.
  8. Evitar productos agresivos. Es recomendable elegir productos de cuidado de la piel que sean suaves y adecuados para pieles secas o sensibles. También se deben evitar los exfoliantes fuertes y los productos con alcohol, que pueden empeorar la sequedad.
  9. Consultar a un dermatólogo. Si la resequedad de la piel persiste a pesar de seguir estos consejos, es importante consultar a un dermatólogo. Existen productos específicos o tratamientos médicos para abordar el problema de manera efectiva.
  10. Usar protector solar. El uso de protector solar mínimo de +50 todos los días debe mantenerse a lo largo del año, aunque los rayos del sol tengan menos penetrancia en la época de invierno.

En suma, mantener la piel hidratada y protegida durante el invierno requiere un cuidado constante y el uso de productos adecuados. Siguiendo estas medidas, se pueden prevenir la resequedad y mantener la piel saludable y radiante durante toda la temporada fría.

*Por la Dra. Guillermina Creus (MN 181480)
Médica dermatóloga de vittal