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Patologías del invierno: cómo prevenirlas y evitar contagios

Llegada la época invernal se intensifican las consultas por patologías respiratorias, siendo las más frecuentes: resfríos, gripes, bronquitis, faringitis y neumonías. En esta época del año la población más vulnerable son los niños menores de 5 años y los adultos mayores. Es importante conocer qué implican estas enfermedades, cómo prevenirlas y cómo evitar contagios. A continuación, todo lo que tenés que saber.

Patologías más frecuentes en invierno

  • Resfrío: su duración es de 3 a 5 días y provoca síntomas como: congestión o secreción nasal, tos, estornudos, dolor de garganta, fiebre baja y dolores de cabeza.
  • Gripe: su duración es entre 5 a 10 días. Los síntomas que pueden presentarse son similares al resfrío pero más intensos, apareciendo dolor muscular y fatiga.
  • Bronquitis: puede ser una bronquitis aguda o bien una bronquitis crónica que se agudiza en la época. Se presenta con tos persistente con expectoración, fiebre, cansancio, decaimiento, dificultad para respirar y dolor en parrilla costal.
  • Faringitis: se manifiesta con dolor de garganta intenso, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular e inflamación ganglionar en el cuello.
  • Neumonía: es la principal causa de internación en esta época del año. Presenta fiebre alta, dolor de espalda, tos con expectoración y malestar general con presencia de dolores musculares.

La mayoría de estas patologías son causadas por virus y otras, por bacterias. Las patologías respiratorias son de fácil contagio entre las personas.

¿Cómo evitar el contagio y la propagación de gérmenes?

  1. Ventilar el hogar durante el día aproximadamente unos 20 minutos.
  2. Cubrirse la boca al toser o estornudar usando el antebrazo.
  3. Lavarse de manera habitual las manos con agua y jabón.
  4. Evitar cambios bruscos de temperatura.
  5. Vacunarse contra la influenza y el neumococo: es la medida de prevención más eficaz en aquellas personas vulnerables.
  6. Evitar el contacto directo con personas contagiadas.
  7. Consumir alimentos con alto porcentaje de vitamina C (kiwi- cítricos- brócoli -espinaca- tomate -repollo, etc.).
  8. Utilizar pañuelos descartables: ellos impedirá la reinfección constante de las manos.
  9. En lo posible, evitar las guardias. En esta época del año, las salas de guardia suelen estar repletas y saturadas, convirtiéndose en un espacio propicio para el contagio de las patologías invernales.

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Tercera Edad: claves para cuidar la salud

A medida que avanza la edad, los cambios en el organismo van haciéndose presentes. Es importante saber que existen prácticas simples que ayudan a regularlos y permiten a las personas mayores gozar de una buena salud. En la siguiente nota, brindaremos algunas claves para cuidar la salud en esta etapa de la vida.

Alimentación equilibrada

Llevar una alimentación equilibrada es una de las claves fundamentales para que los adultos mayores puedan disfrutar de una vida saludable.

Los cambios en el aparato digestivo se manifiestan en el tránsito intestinal, siendo el más preocupante el estreñimiento (disminución de la frecuencia con que se evacua las heces). Los factores que contribuyen a este cuadro son: el efecto de medicamentos que alteran el tránsito intestinal, la falta de hidratación, el sedentarismo y la inmovilidad prolongada, el bajo consumo de fibras, vegetales y frutas, y ciertas enfermedades.

En este sentido, es fundamental consumir cuatro veces al día alimentos variados que contengan proteínas, hidratos de carbono, lípidos, sales minerales y vitaminas, e incorporar periódicamente alimentos ricos en fibras (frutas, verduras y granos enteros). Además, la comida debe ser de preparación simple, estimulante del apetito y de fácil masticación y digestión.

Recomendaciones para llevar una alimentación equilibrada

  1. Ingerir 4 o 5 porciones de leche, yogurt o queso descremados. Estos productos aportan proteínas, hierro, calcio, vitaminas y antioxidantes. El calcio es esencial ya que mantiene la fortaleza en los huesos y previene la osteoporosis.
  2. Reducir el consumo de sal.
  3. Disminuir el consumo de té o café porque alteran la calidad del sueño.
  4. Consumir abundantes líquidos (mínimo 2 litros por día). Con el envejecimiento disminuye nuestra percepción de la sed, pero nuestro cuerpo necesita del agua.

Actividad física regular

La mayoría de los adultos mayores puede realizar algún tipo de actividad física adaptada a su nivel de movilidad. Esto previene y propicia el tratamiento de la diabetes, el sobrepeso, la hipertensión arterial, la artrosis y la osteoporosis, favorece la función digestiva, mantiene la masa muscular y mejora la calidad de sueño. Una simple caminata durante 30 minutos a paso constante y sostenido, al menos 3 veces a la semana, resulta muy útil.

Cuidados generales

El cuidado de la piel también es muy importante, ya que ésta se vuelve más seca, pierde elasticidad y se hace más frágil a medida que envejecemos, facilitando la aparición de lesiones e infecciones. De igual manera merecen atención los pies, que pueden sufrir daños por causa de enfermedades, la mala circulación y las consecuencias de uñas mal cortadas o el uso de zapatos inadecuados. Los problemas de los pies son a veces la primera señal de problemas de salud como la artrosis, diabetes, trastornos neurológicos o circulatorios. Asimismo, la correcta salud de los dientes y la boca es esencial, ya que condiciona la ingesta de los alimentos necesarios para nutrirse.

En la tercera edad, puede producirse una disminución gradual de los sentidos, entre ellos la audición y la visión, debiendo evitar que estas situaciones lleguen a generar aislamiento social o algún accidente. La memoria también se ve afectada ante el proceso de envejecimiento pero mantenerse en actividad ayuda a combatir sus efectos.

Es importante destacar que los adultos mayores deben vacunarse periódicamente para poder prevenir enfermedades infecciosas graves. Las vacunas más útiles para este grupo son: Antigripal, Doble Bacteriana Difteria – Tétanos (cada 10 años), Hepatitis B y Antineumocócica.

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¿Sabías que un donante puede salvar hasta 7 vidas?

Desde el 3 de agosto de 2018 entró en vigencia la nueva Ley de Órganos, Tejidos y Células de Argentina que regula las actividades relacionadas a la obtención y utilización de órganos, tejidos y células de origen humano en nuestro país.

En esta nota te contamos todo lo que tenés que saber acerca de los trasplantes de órganos y la importancia de la responsabilidad social en la solidaridad con el prójimo

DATOS RELEVANTES

  • 7487 personas necesitan un trasplante para salvar su vida en este momento.
  • 703 es la cantidad de trasplantes realizados durante este año.
  • 338 personas donaron sus órganos durante este año.
  • 752 es la cantidad de donantes por cada millón de habitantes de este año.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El trasplante de órganos se trata del reemplazo de un órgano vital enfermo, sin posibilidad de recuperación, por otro sano.

Es un tratamiento médico indicado cuando toda otra alternativa para recuperar la salud del paciente se ha agotado, que solo es posible gracias a la voluntad de las personas que dan su consentimiento para la donación.

Los órganos que se trasplantan en Argentina son: riñón, hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino. Los tejidos: córneas, piel, huesos, válvulas cardíacas.

En ambos casos, los trasplantes se efectúan a partir de donantes cadavéricos.

También se trasplantan células progenitoras hematopoyéticas, de médula ósea o sangre periférica, cuya modalidad de donación es distinta a la de los órganos y tejidos, ya que su extracción se realiza en vida.

Se pueden donar órganos en vida solo ante una necesidad extrema, frente a la falta de donantes cadavéricos, se plantea la posibilidad del donante vivo, debiendo existir un vínculo familiar de acuerdo a la legislación vigente.

Esta alternativa se refiere únicamente al caso de trasplantes renales y hepáticos. El órgano más común que se dona en vida es el riñón, ya que una persona puede desarrollar una vida normal con un solo riñón en funcionamiento.

Parte del hígado también puede ser trasplantado. La donación de órganos entre familiares está permitida exclusivamente cuando se estima que no afectará la salud del donante y existan perspectivas de éxito para el receptor.

Manifestación de voluntad

Para manifestar la voluntad afirmativa o negativa respecto de la donación de órganos en todo el país, es necesario dejarlo registrado por cualquiera de los siguientes medios:

  • Firmar un acta de Expresión en el INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), en los organismos jurisdiccionales de ablación e implante.
  • Asentarlo en el Documento Nacional de Identidad en las oficinas del Registro Civil. Completar un formulario vía web.

Para expresar la negativa, además de estos canales, se brinda la posibilidad de enviar un telegrama gratuito desde las dependencias del Correo Argentino.

Toda persona mayor de 18 años puede manifestar en forma expresa su voluntad afirmativa o negativa respecto a la donación de sus órganos o tejidos.

Como el acto de donar es libre y voluntario, la expresión Afirmativa o Negativa puede ser revocada en cualquier momento por el manifestante, pero no puede ser cambiada por ninguna persona después de su muerte.

De no existir manifestación expresa, la Ley de Trasplante presume que la persona es donante. En esos casos, el organismo responsable solicita a la familia su testimonio sobre la última voluntad del fallecido.

Ante la oposición de los familiares, si la última voluntad del fallecido conocida en forma escrita fue donar sus órganos, se respeta esta decisión personal registrada en vida. De igual modo sucede en la situación inversa.

En caso de fallecimiento de un menor de 18 años, se solicita a sus padres o representantes legales el consentimiento expreso para la donación de órganos y/o tejidos.

CONSIDERACIONES MÉDICAS POSTERIORES

Una vez recibido el órgano trasplantado y a fin de evitar el rechazo del organismo, el paciente debe recibir medicamentos (inmunosupresores) para atenuar la respuesta del sistema inmune, que mediante su mecanismo defensivo  tiende a destruir  todo agente extraño.

Durante los primeros meses posteriores al trasplante, se requiere una relación estrecha con el médico tratante a través de exámenes y revisiones médicas periódicas, siendo sumamente importante el seguimiento estricto de la medicación, así como los cuidados higiénico-dietéticos, debiendo controlar periódicamente su tensión arterial, su temperatura y su peso.

La alimentación fundamentalmente debe de ser sana y equilibrada.

LA IMPORTANCIA DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA

A la inversa de lo que suele creerse, una persona a la que se le trasplanta un órgano no tiene impedimentos para practicar deportes, ni realizar tareas habituales.

La actividad física contribuye al desarrollo físico, intelectual y socio afectivo de toda persona.

En la etapa post trasplante es recomendable incorporar nuevos hábitos saludables y abandonar aquellos nocivos como la mala alimentación, el tabaquismo o el consumo de alcohol.

Pero por sobre todo, es fundamental iniciar o continuar ejercicios físicos adecuados.

A través del deporte se demuestra la calidad de vida que puede gozar una persona que ha recibido un trasplante.