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¿Cómo cuidar a los bebés en verano?

El verano es la época del año más esperada por la mayoría de la gente, porque se asocia a las vacaciones, el relax y la posibilidad de disfrutar del aire libre. Sin embargo, existen grupos de riesgo a quienes debemos proteger especialmente de las altas temperaturas, como los bebés. En la siguiente nota, encontrarás tips y recomendaciones para cuidar a los más chicos en temporadas de calor.

Si bien es un buen momento para estrechar el vínculo que nos une a nuestros hijos y realizar actividades afuera de casa, debemos tener cuidado de que la exposición al sol y el calor no se conviertan en un peligro para su salud, particularmente en menores de 5 años.

Recomendaciones para protegerlos

En el caso de los bebés que se alimentan exclusivamente de la leche materna, es recomendable incrementar transitoriamente la frecuencia de las tomas y para ello, es esencial que las madres también estén bien hidratadas. A su vez, los lactantes que ya hayan incorporado semisólidos y mamaderas, deben tomar leche con más asiduidad así como otros líquidos (especialmente agua o jugos naturales colados) después de los alimentos.

Respecto a la playa, no es aconsejable llevar a los niños hasta los seis meses. A partir de ese tiempo, se recomienda acudir en los horarios de menor exposición solar, evitando el rango de 10 a 16 hs, y protegerlos con gorros y sombrillas. Se pueden bañar en el mar o en la pileta si el agua está templada, introduciéndolos lentamente, creando una especie de juego, mojando primero las manitos, los pies y la nuca.

En relación a la ropa, salvo los bebés de pocas semanas, que aún no regulan bien la temperatura corporal, los lactantes y niños sienten más o menos el mismo calor que los adultos, por eso debemos evitar el sobre-abrigo, ya que sólo conseguiremos que se agobien, transpiren en exceso y la piel sufra irritaciones.

La dermatitis afecta a un 10% de los bebés y en la mayoría de los casos se produce por el contacto con las heces y la orina y la presencia de una elevada humedad. Por lo tanto, hay que procurar que transpiren lo menos posible y dejarles, siempre que podamos, la colita al aire y extremar la higiene, utilizando jabón neutro y no aplicando talco. Si la zona se infecta, debemos recurrir al pediatra.

Los ventiladores, preferentemente de techo, y el aire acondicionado pueden utilizarse, siempre y cuando la temperatura no sea inferior a 23-24 grados. En cualquier caso, el bebé no debe estar expuesto nunca al aire de forma directa, ni tampoco someterlo a cambios bruscos de temperatura.

Además de ser más susceptibles a las variaciones térmicas, los niños están más expuestos a ser atacados por los mosquitos, por eso, una de las opciones para protegerlos es colocar una malla que no deje pasar los insectos. En salidas al aire libre, lo mejor es vestirlos con mangas largas y pantalones hasta los tobillos, optando por tejidos ligeros y colores claros. Las lociones y los aerosoles pueden servir para ahuyentar a los mosquitos, pero tenemos que asegurarnos de que sean aptos para la edad del niño, siempre consultando con el pediatra, y no aplicarlos en las manos o los pies porque el bebé podría chuparlos. Los insecticidas eléctricos, en principio, son inocuos, por lo tanto constituyen una buena alternativa dado que no dejan olor y protegen eficazmente contra los mosquitos.

En verano, se sugiere asimismo evitar las mochilas porta bebé, porque los pequeños viajan demasiado pegados al cuerpo de sus padres con el tronco completamente cubierto por la tela de la mochila, que aumenta la sensación de calor. Elegir, en lo posible, el cochecito y desplegar el toldo o la sombrilla de la sillita para disminuir el impacto de los rayos del sol en su piel es lo más aconsejable.

Finalmente, es normal que en días de mucho calor los bebés tengan menos apetito. Intentemos, no obstante, que hagan sus tomas regularmente en lugares frescos y siempre a la misma hora.

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Situación de ahogamiento: ¿cómo prevenirla y qué hacer si ocurre?

Si bien a todos nos gusta refrescarnos, especialmente en los días de intenso calor, es importante tomar ciertas precauciones para prevenir situaciones que ponen en riesgo la vida, como el ahogamiento.

En la siguiente nota, te contamos cómo prevenir accidentes de este tipo y qué hacer si ocurren. Además, derribamos mitos y develamos verdades.

¿CÓMO SE PRODUCE EL AHOGAMIENTO?

Éste se produce cuando el aire no llega a los pulmones debido al ingreso de agua, lo que ocasiona falta de oxígeno en la sangre y puede, a su vez, derivar en un posterior daño cerebral.

MITOS Y VERDADES

Dentro de los mitos que obstaculizan la concientización, muchas veces se cree que son necesarias grandes cantidades de agua para que una persona se ahogue, sin embargo, esto no es así; asimismo, se suele pensar que no se trata de accidentes frecuentes, aunque la evidencia indica lo contrario.

¿CÓMO PREVENIR UN AHOGAMIENTO?

  • No dejar a los niños solos en una bañera y, en el caso de las piletas, colocar un vallado que las rodee y supervisar permanentemente a los menores que están próximos a un área de agua, ya que esto reduce los casos de ahogamiento en un 80%.
  • No nadar o navegar habiendo ingerido alcohol o algún tipo de sedantes o drogas ilícitas.
  • Considerar la propia capacidad para nadar y no sobreestimar la misma. De necesitarlos, utilizar siempre dispositivos de flotación personales apropiadamente.

¿QUÉ HACER FRENTE A UNA PERSONA AHOGADA?

Ante una persona ahogada es esencial brindar primeros auxilios y una atención médica rápida.

En primer lugar, la atención pre-hospitalaria incluye el rescate y la resucitación inmediata del paciente, que mejoran la recuperación de las víctimas de ahogamiento. La necesidad de RCP tiene que determinarse tan pronto como sea posible, sin comprometer la seguridad del rescatista ni retrasar la extracción de la víctima del agua.

Por su parte, si el paciente no responde, hay que comenzar inmediatamente a practicar maniobras de RCP, debiendo hacer 120 compresiones torácicas por minuto hasta que llegue el servicio de emergencias, alternando la persona que las lleva a cabo para evitar el cansancio, las interrupciones y que disminuya la eficacia de cada compresión.

Salvo que cuente con un dispositivo de barrera (mascarilla) para brindar respiración boca a boca, intercalando 30 compresiones con 2 ventilaciones, durante 5 ciclos.

La ventilación es el tratamiento inicial más importante para las víctimas de lesiones por inmersión y la respiración de rescate debe comenzar tan pronto como el socorrista alcance aguas poco profundas o una superficie estable, debiendo alguien haberse comunicado previamente con el servicio de emergencias del lugar y solicitado si es posible un DEA (Desfibrilador Externo Automático) para utilizarlo de ser necesario.

Si la persona ahogada pareciera haberse recuperado, se la debe tranquilizar hasta que llegue la ayuda médica solicitada con anterioridad. No hay que subestimar estas situaciones y, en cambio, se debe administrar oxígeno suplementario para ayudar a mejorar la capacidad respiratoria.

Otra consideración a tener en cuenta es que, al estar mojada, la persona ahogada perderá rápidamente temperatura, entrando en hipotermia, por lo cual hay que procurar arroparlo con ropa seca.

Además, como los pulsos pueden ser difíciles de palpar en un paciente hipotérmico, se debe efectuar una búsqueda cuidadosa durante al menos un minuto antes de iniciar las compresiones torácicas.

Finalmente, al mover a una persona que se está ahogando, se debe tener extrema precaución y evitar voltearle o doblarle el cuello. En lo posible, hay que mantener la cabeza y el cuello muy quietos durante la reanimación cardiopulmonar y en el traslado.