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Adultos mayores: Cambios en el cuerpo y cómo cuidar la salud

La tercera edad es una etapa en la que se producen numerosos cambios físicos y, por eso, es fundamental prestar especial atención a las necesidades del cuerpo y a las señales que da, para llevar una vida saludable.
Entre las principales transformaciones a las que se enfrenta el organismo de los mayores, se encuentran aquellas asociadas con el aparato digestivo que se manifiestan en el tránsito intestinal, siendo la más preocupante el estreñimiento.

Cambios en el sueño

Además, con el correr de los años, es normal que se produzcan cambios en el sueño, que se vuelve más liviano. Es por este motivo que es necesario procurar condiciones para lograr un descanso reparador, que es necesario para mantener el estado de salud y una buena calidad de vida. Malos hábitos al dormir, siestas prolongadas, falta de actividad física, enfermedades que causan dolor o la necesidad frecuente de orinar y algunos medicamentos son los principales enemigos de los adultos mayores en este proceso.

Cuidado de la piel

El cuidado de la piel también es significativo, ya que a medida que envejecemos, ésta se vuelve más seca, pierde elasticidad y se torna más frágil, facilitando la aparición de lesiones e infecciones. Se recomienda el uso de cremas hidratantes y secar bien los pliegues de la piel para evitarlo. De igual manera, los pies merecen cuidado y atención: éstos pueden sufrir por causa de ciertas enfermedades, la mala circulación, las consecuencias de uñas mal cortadas o el uso de zapatos inadecuados. Los problemas en los pies son a veces la primera señal de afecciones en la salud como la artrosis, la diabetes, los trastornos neurológicos o circulatorios.

Disminución gradual en los sentidos

Por otro lado, las personas mayores pueden sufrir una disminución gradual en los sentidos, entre ellos, la audición o la visión, y es vital evitar que, debido a esto, se pueda ocasionar aislamiento social o accidentes.
El cuidado bucal es relevante en cada etapa de la vida, pero más aún en la edad adulta, dado que el mantenimiento de la salud bucal es una condición básica para poder consumir los alimentos necesarios y nutrirse de manera apropiada.

Fijar nueva información

La memoria también se ve afectada por el envejecimiento debido a que el proceso de fijar nueva información tiende a ser más lento, y puede alterarse como resultado de ciertas enfermedades, el efecto de algunos medicamentos o ciertos eventos vitales (jubilación, viudez, soledad, aislamiento social). Realizar ejercicio físico favorece el bienestar del cerebro.

Alimentación

En este contexto, para preservar la salud de todo el organismo y sus funciones, la alimentación cumple un rol clave. Según los profesionales, a lo largo de toda la vida, pero particularmente desde los 60 años, hay que llevar adelante una dieta variada que contenga proteínas, hidratos de carbono, lípidos, sales minerales y vitaminas, así como también incorporar regularmente alimentos ricos en fibras (frutas, verduras y granos enteros). De esta manera, el organismo logra funcionar de forma correcta y crea mecanismos de defensa contra diversas enfermedades.
Compartimos recomendaciones para optimizar el plan alimentario y garantizar una ingesta saludable y equilibrada:

  • Consumir 4 o 5 porciones de lácteos descremados (leche, yogurt, quesos). Estos alimentos tienen un gran aporte energético, proteico, mineral y vitamínico. En proporción a su contenido en calorías, la leche aporta elevados niveles de nutrientes frente a otros alimentos. Además, el calcio mantiene la fortaleza en los huesos y previene la osteoporosis.
  • Reducir o evitar el consumo de sal en la dieta diaria, ya que si la ingesta es más elevada que la cantidad recomendada se incrementa el riesgo de padecer hipertensión arterial, accidentes cerebro-vasculares, generar enfermedades cardíacas, o saturar los riñones, provocando un mal funcionamiento y llevando, con el paso del tiempo, a una posible insuficiencia renal.
  • Disminuir el consumo de té o café ya que estas infusiones pueden ocasionar alteraciones en el sueño, acidez estomacal, aumento en la presión sanguínea y la asimilación escasa de algunos minerales y vitaminas.
  • Consumir abundante líquido (dos litros por día como mínimo). La percepción de sed disminuye con la edad, por lo tanto, los adultos mayores son más susceptibles a la deshidratación. Existen diferentes fuentes de hidratación a partir de ciertos alimentos y bebidas, entre las que se encuentran: agua potable, jugos, refrescos, leche, frutas y verduras. Estas fuentes aportan al cuerpo el líquido que pierde cada día a través de sus distintas funciones como respirar, sudar y evacuar, entre otras. Gracias al consumo adecuado de líquidos, los adultos mayores pueden prevenir diversos tipos de enfermedades, la deshidratación y distintas alteraciones en el organismo.

Ejercicio

Como complemento de una alimentación saludable, durante la tercera edad se recomienda realizar al menos tres veces por semana una simple caminata de 30 minutos a paso constante y sostenido.
Es muy importante que los adultos mayores se vacunen periódicamente para prevenir enfermedades infecciosas graves. Las vacunas aconsejadas para las personas de avanzada edad son:

  • Antigripal
  • Doble bacteriana Difteria – Tétanos (cada 10 años)
  • Fiebre amarilla (en zona de riesgo)
  • Hepatitis B
  • Antineumococica

 

Teniendo estos consejos médicos en consideración, el adulto mayor puede evitar y reducir riesgos de salud, ya que ayudan a prevenir y tratar la diabetes, el sobrepeso, la hipertensión arterial, la artrosis y la osteoporosis, al tiempo que favorecen la función digestiva, contribuyen a mantener la masa muscular, y mejoran la calidad de sueño. Por todo esto, es clave estar atentos a los cambios en el aspecto físico, motriz e intelectual y, por supuesto, recurrir a una consulta médica ante cualquier duda.

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Primeros Auxilios – Salvá una vida

Llamamos primeros auxilios a la serie de técnicas y procedimientos que debemos tener en cuenta en situaciones de emergencia o cuando una persona enferma o lesionada precisa ayuda.
La decisión de ayudar depende de nosotros. El “detenernos a colaborar” o el “continuar nuestro camino” es una resolución personal.

En el caso de las emergencias por lesiones, podremos ayudar, por ejemplo, a personas lastimadas con un elemento punzante, a quienes sufren una hemorragia visible en alguna parte del cuerpo o que son víctimas de un traumatismo. Les compartimos indicaciones sobre cómo brindar primeros auxilios en estos casos:

Hemorragias visibles

La pérdida de sangre indica que hubo una ruptura de uno o varios vasos sanguíneos. Si la lesión es pequeña, podremos controlar la hemorragia fácilmente; cuando el flujo sanguíneo es mayor, actuar con rapidez es vital. En todos los casos, mantener la calma y ejercer presión para detener la hemorragia es la mejor opción.
¿Cómo se detiene una hemorragia?
Antes de comenzar o mientras nos vamos acercando al lugar, debemos verificar que el sitio sea seguro, preguntar si hay un botiquín, y utilizar guantes y protección ocular (si fuese posible). Luego, localizar el lugar de la hemorragia y presionar con una gasa, tela o toalla limpia en la zona (nunca presionemos directamente sobre la herida). Usemos la palma de la mano o las yemas de los dedos para hacer presión con firmeza. Como la verificación de la seguridad del lugar y la obtención de los elementos de higiene pueden demorar, si la víctima responde y puede ayudar, es aconsejable que comience a presionar en la herida por sí misma, mientras aguarda nuestra intervención.

¿Qué debemos hacer si la hemorragia no cede?

En este caso, agregar más gasa o tela absorbente, pero sin retirar la anterior, para así evitar agrandar la lesión. Presionar con más firmeza. El hecho de estar perdiendo mucha sangre podría provocar en la víctima un estado de shock (síntomas: debilidad, mareos, desmayos; piel grisácea o pálida, fría y húmeda al tacto. En ocasiones, además, las personas en shock se encuentran inquietas, confusas o agitadas).
Cuando la hemorragia no se detiene o es muy abundante debemos llamar inmediatamente al número de emergencias. También debemos comunicarnos si la víctima presenta traumatismos o creemos que pudo golpearse la cabeza, lesionarse el cuello o la columna vertebral. Por último, si no estamos seguros de cómo proceder u observamos signos de shock, es preciso solicitar ayuda profesional.

Heridas sangrantes en la cara

Hemorragia bucal

En el caso de que el sangrado se encuentre en una zona visible como las mejillas, los labios o la lengua, presionar en la herida con una gasa o tela limpia aliviará inmediatamente el cuadro. Recordemos verificar la seguridad del lugar y utilizar guantes y protección ocular.
Cuando el sangrado ocurre en lugares de difícil acceso -como las zonas más profundas de la boca-, no podremos utilizar la presión. En estos casos, colocar a la víctima de costado puede ayudar a que no se ahogue y evitar que las vías aéreas se obstruyan con, por ejemplo, un trozo de diente roto. Si la hemorragia no se detiene o la respiración no es normal, llamar inmediatamente a un servicio de emergencias. Mientras, revisar si la víctima registra signos de shock y estar atentos y preparados para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP).

Hemorragia nasal

Con tranquilidad, indiquemos a la víctima que se siente e incline la cabeza levemente hacia adelante. No debe inclinar la cabeza hacia atrás en ningún caso. Con las yemas de los dedos, presionemos ambas fosas nasales durante un instante para detener la hemorragia. Nunca apliquemos hielo sobre la frente o la nariz. Usar guantes y protección ocular. La presión debe efectuarse en las fosas nasales exclusivamente: nunca presionemos sobre el puente de la nariz.
Si la hemorragia persiste por más de 15 minutos o la víctima presenta dificultades para respirar, llamar inmediatamente al servicio de emergencia.

Los rasguños o lastimaduras menores

Las hemorragias pequeñas son fácilmente controlables. Si estamos en un lugar seguro y disponemos de elementos de higiene, rápidamente habremos solucionado el problema.
Lo primero que debemos hacer es lavar la herida, luego cubrirla con una gasa y presionar para detener la hemorragia. Las cremas antibióticas evitan infecciones y ayudan a la curación.
Hay pomadas que combinan varios antibióticos y suelen ser más efectivas que las que utilizan uno solo. En todo caso, estas cremas deben usarse únicamente en casos de heridas o rasguños superficiales.

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Tips para mantener el corazón sano

El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre hacia los órganos, tejidos y células del organismo. La sangre bombeada por el corazón suministra oxígeno y nutrientes a cada célula y recoge el dióxido de carbono y las sustancias de desecho producidas por esas células. Pero si el flujo de sangre al corazón disminuye o se detiene o el ritmo de los latidos se altera, podría peligrar la vida, podemos decir que el corazón es como el motor de un auto, la forma en que se trate determinará cuánto tiempo funcionará y de qué manera.

Las enfermedades cardiovasculares son patologías propias de las sociedades occidentales y aunque algunos de sus factores de riesgo son fácilmente prevenibles, el alcance mundial de este tipo de dolencias es muy elevado: son la primera causa de mortalidad en el mundo, superando cualquier tipo de cáncer y el sida.
Algunos factores de riesgo pueden ser controlados como mantener una dieta baja en grasa, sal y colesterol, el consumo de tabaco, el realizar ejercicio, mantener un peso sano, la presión arterial; pero otros no como el sexo, la edad y la herencia.

1-Ejercicio:
Debemos hacer ejercicio aeróbico (tal como caminatas rápidas, trote o ciclismo) por lo menos tres veces por semana durante 30 minutos para fortalecer el corazón o bien períodos cortos de ejercicio físico que juntos sumen 30 minutos por día son tan beneficiosos para la salud como lo son 30 minutos continuos de ejercicio.

2-Dieta:
Los hábitos sanos para el corazón incluyen limitar el consumo diario de sal. Debe consistir principalmente en frutas, verduras, cereales, carnes magras y pescado. Se aconseja reducir el consumo de grasa (especialmente grasa saturada) y colesterol (carnes rojas grasas, leche entera, quesos elaborados con leche entera, huevos, platos a base de crema y postres que contengan mucha grasa). Seguir una dieta equilibrada puede ayudar a disminuir tres de los principales factores de las enfermedades del corazón: colesterol elevado, hipertensión arterial y exceso de peso.

3-Mantener el colesterol a raya:
El exceso de colesterol en sangre se acumula en las paredes de las arterias, contribuyendo al proceso de arterioesclerosis. Se considera hipercolesterolemia a los niveles de colesterol total superiores a 200 mg/dl , es un factor determinante en la aparición de la enfermedad cardiovascular. las personas con niveles de colesterol en sangre de 240 tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio. La prevención es algo tan sencillo como comer de forma saludable, controlar el peso y hacer ejercicio físico. En los casos que así se requiera, se dispone actualmente de una amplia variedad de fármacos que regulan los niveles de colesterol.

4-Consumo de alcohol:
el excederse de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco) Las calorías del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual puede a su vez aumentar el riesgo cardiovascular. Beber siempre en forma moderada.

5-Estrés
En los momentos de estrés el corazón se acelera y aumenta la presión arterial. Cuando esto sucede, el corazón necesita más oxígeno. El estrés también puede dañar las arterias debido a una mayor producción de hormonas y a un aumento del flujo sanguíneo durante la respuesta al estrés, empeorando las enfermedades del corazón.

6-Descanso:
Las personas que no logran conciliar bien el sueño tienen un alto riesgo de sufrir taquicardias. Este problema es de mucho cuidado, ya que el no dormir bien nos puede producir una sensación de ansiedad que puede conducir a hábitos alimenticios poco saludables

7- Vigilar la tensión arterial:
La hipertensión arterial es la elevación, mantenida en el tiempo, de la presión arterial sistólica (que se conoce como la máxima) y/o de la diastólica (conocida como la mínima). Habitualmente no da ningún síntoma pero es importante detectarla y tratarla porque se relaciona con enfermedades cardiacas potencialmente graves como insuficiencia cardiaca y el infarto de miocardio.
Se considera hipertensión cuando las cifras de la presión arterial están por encima de 140/90mmHg.

8- Realizarse revisiones médicas de forma periódica:
A partir de los 40 años es recomendable la realización de revisiones médicas de forma periódica. Esto es especialmente importante en personas con factores de riesgo como son antecedentes familiares de enfermedad cardiaca, hipertensión, colesterol, diabetes, obesidad y tabaquismo.

Recomendaciones:

Para tener un corazón saludable
– Dejar de fumar.
– Practicar actividad física regular.
– Caminar más.
– Controlar periódicamente su presión arterial.
– Disminuir el consumo de sal si tiene presión alta.
– Moderar el consumo de alcohol.
– Mantener un peso adecuado a la estatura.
– Controlar emociones.
– Llevar una alimentación completa y equilibrada.
– Realizar un chequeo médico preventivo anual.

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¿Cómo prevenir un infarto de miocardio?

El infarto agudo de miocardio (IAM) es la principal causa de muerte a nivel mundial y en nuestro país, por encima del cáncer y otras enfermedades infecciosas como el SIDA. En el caso de Argentina, se producen anualmente 50 mil cuadros de este tipo y 15.272 muertes (2011), de las cuales 5606 se dan en personas menores de 70 años.

El infarto de miocardio se genera como consecuencia de la obstrucción de una arteria coronaria, que son aquellas que nutren al corazón, y en todo el mundo, más de 14 millones de personas pierden la vida cada año por un cuadro de IAM.

El dolor torácico es el síntoma más común de un ataque cardíaco, y se puede dar sólo en una parte del cuerpo o bien irradiarse al hombro, brazo, mandíbula, cuello, espalado o región abdominal superior. En ocasiones, el malestar está acompañado de mareos, nauseas, vómitos, sudoración, ansiedad, desmayos, dificultad para respirar y palpitaciones, y el diagnóstico de IAM se confirma a partir de la realización de un electrocardiograma y pruebas de laboratorio que indiquen la presencia o ausencia de daño celular de las fibras musculares.

Si bien no es una enfermedad 100% prevenible, ya que hay cuestiones que son inherentes a la carga genética de cada uno, como los antecedentes familiares o el sexo, el 90% de los infartos se origina por uno o varios de los siguientes factores de riesgo: tabaquismo, obesidad, diabetes, sedentarismo, dislipemias e hipertensión arterial.

En este sentido, al ser una enfermedad que no presenta síntomas previos, es muy importante tratar de detectarla antes que se manifieste clínicamente. Por eso, a partir de los 30 años, se aconseja realizar controles clínicos y/o cardiológicos periódicamente, en los que el médico indicará los estudios convenientes. En esta etapa, los profesionales se focalizan en identificar si el paciente está dentro del grupo de riesgo o no, para hacer hincapié en la recomendación de medidas higiénico-dietéticas:

Lograr una alimentación saludable.
No fumar.
Hacer actividad aeróbica 3 veces por semana, sin importar la edad. Algunas alternativas son: correr, caminar, hacer natación o andar en bicicleta.

Es sumamente importante saber realizar Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP) frente a un caso de IAM, y detalla que la maniobra central consiste en poner una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima y, con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante (el ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto) – si es posible empleando un Desfibrilador Externo Automático (DEA) –, hasta que la víctima se recupere o llegue la ambulancia.

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RCP Cómo actuar ante una emergencia cardíaca

Es muy difícil prever una emergencia cardíaca como la que cualquier día puede sorprendernos en el trabajo, en un medio de transporte o en plena calle. Por eso es importante saber cómo ayudar ante una situación de peligro extremo y conocer las herramientas que nos permiten actuar lo más rápido posible.

En la Argentina, el Infarto Agudo de Miocardio (IAM) produce anualmente 17.130 muertes (2015) y la cifra aumenta progresivamente tanto en hombres como en mujeres. Ante estos casos, un procedimiento muy útil para salvar vidas es la RCP (reanimación cardiopulmonar), que se practica cuando una persona deja de respirar o sufre un paro y en la mayoría de los casos no deja secuelas. Tradicionalmente esta maniobra consistía en dar respiración boca a boca intercalando compresiones del tórax. Actualmente, en pacientes adolescentes y adultos se realiza utilizando sólo las manos y es una opción sencilla y muy eficaz para practicar en caso de un colapso súbito.

¿Qué debo hacer ante una persona que cae desvanecida?

Lo primero es comprobar si se trata de un paro cardiorrespiratorio. Para eso, hay que llamarla y sacudirla. Si no responde, se debe descubrir el tórax de la víctima para ver si respira. Si no lo hace, indicar a alguien que esté cerca que llame a una ambulancia o hacerlo uno mismo. Luego, comenzar con la maniobra de RCP.

Para realizar este procedimiento, debemos arrodillarnos frente a la persona y trazar una línea imaginaria entre sus pezones. Luego apoyar el talón de una mano sobre el centro del pecho y la otra encima, entrelazando los dedos.
En segundo lugar, se recomienda inclinarse hacia adelante, con los brazos extendidos y los hombros sobre el nivel de las manos para iniciar las compresiones sobre el tórax, a razón de 100 por minuto. El tórax debe contraerse cinco centímetros y volver a su posición entre compresión y compresión.

Por último, continuar los movimientos alternando con alguna otra persona para evitar que el cansancio afecte el proceso. Esperar hasta que el auxilio de emergencia médica llegue y comience a practicar resucitación cardiopulmonar avanzada y cardiodesfibrilación. Si el paciente comienza a hablar, se mueve o respira con normalidad, se pueden detener las maniobras.

¿Cómo me aseguro de estar haciendo bien la maniobra?

Cualquier duda que surja acerca del procedimiento mientras se lo realiza, puede consultarse al servicio de emergencias. Los profesionales preguntarán si el paciente responde y podrán orientarnos y ayudarnos en el proceso hasta llegar al lugar. De ninguna manera el responder a estas preguntas retrasará el envío de ayuda. En algunos casos, también complementar la reanimación cardiopulmonar con respiración boca a boca puede ser necesario, especialmente en casos de lactantes hasta el año de edad, niño, personas ahogadas o con sobredosis de fármacos. Asimismo, es recomendable para la población en general el realizar un curso de RCP, que ofrece entrenamiento y práctica de habilidades que nos preparan para realizar compresiones efectivas con mayor confianza.